miércoles, 9 de marzo de 2011

Letanías de San Miguel Arcángel

Por la señal de la Santa Cruz , de nuestros enemigos , libranos Señor, Dios nuestro . En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo . Amén.


Cristo, óyenos.
R: Cristo, óyenos.   
Cristo, escúchanos.
R: Cristo, escúchanos.  
Señor, ten piedad de nosotros.
R: Señor, ten piedad de nosotros. 
Cristo, ten piedad de nosotros.
R: Cristo, ten piedad de nosotros.  
Señor, ten piedad de nosotros.
R: Señor, ten piedad de nosotros.


San Miguel, Ruega por nosotros.
Tú, cuyo nombre es un relámpago
, Ruega por nosotros.
Tú, cuyo nombre es un himno a Dios, Ruega por nosotros.
Serafín del incensario de oro
, Ruega por nosotros.
Elevada llama de amor divino, Ruega por nosotros.
Perfecto adorador de Dios, Ruega por nosotros.
Modelo de sumisión amorosa, Ruega por nosotros.
Modelo de pronta obediencia, Ruega por nosotros.
Leal servidor de Dios, Ruega por nosotros.
Primer heraldo de la verdad, Ruega por nosotros.
 Primer defensor de la fe, Ruega por nosotros.
 Primer testigo de Dios, Ruega por nosotros.
Instigador de la lucha contra Satanás, Ruega por nosotros.
Ángel apóstol de los ángeles, Ruega por nosotros.
Celador del Reino de Dios, Ruega por nosotros.
Primer defensor de la justicia, Ruega por nosotros.
Primer vengador del buen derecho, Ruega por nosotros.
Abogado nuestro, Ruega por nosotros.
Portador de las llaves del abismo, Ruega por nosotros.
Tú que encadenas a Satanás, Ruega por nosotros.
Justiciero de Dios, Ruega por nosotros.
Portaestandarte de la Trinidad, Ruega por nosotros.
Guerrero de armas de luz, Ruega por nosotros.
Espada de Dios, Ruega por nosotros.
Terror de los traidores y de los perjuros, Ruega por nosotros.
Terror de los orgullosos demonios
, Ruega por nosotros.
Centella de Dios, Ruega por nosotros.
Tú que llevas las siete estrellas, Ruega por nosotros.
Vencedor de la primera guerra, Ruega por nosotros.
Virrey de los ejércitos de Dios, Ruega por nosotros.
Inspirador de valentía, Ruega por nosotros.
Tú que guerreas por el mundo, Ruega por nosotros.
Defensor de los hijos de Dios, Ruega por nosotros.
Ángel que vale por mil ejércitos, Ruega por nosotros.
Esperanza de los combatientes, Ruega por nosotros.
Intrépido soldado de Dios, Ruega por nosotros.
Refuerzo dado a las justas causas, Ruega por nosotros.
 Liberador de los oprimidos, Ruega por nosotros.
Caballero de Dios, Ruega por nosotros.
Angel de los pastores de Navidad, Ruega por nosotros.
Ángel de Cristo en agonía, Ruega por nosotros.
Ángel de la aurora pascual, Ruega por nosotros.
Consejero de Constantino, Ruega por nosotros.
Guerrero del castillo del Santo Ángel, Ruega por nosotros.
Protector de la unidad católica de España e Hispanoamérica, Ruega por nosotros.
Cantor de los gozos marianos, Ruega por nosotros.
Espejo del Altísimo, Ruega por nosotros.
Ángel vicario del Verbo, Ruega por nosotros.
Protector de la Iglesia militante, Ruega por nosotros.
Consolador de la Iglesia purgante, Ruega por nosotros.
Honor de la Iglesia triunfante, Ruega por nosotros.
Tú, que recibes la confesión de nuestros pecados, Ruega por nosotros.
Tú, a quien la Iglesia implora en nuestra última hora, Ruega por nosotros.
Tú, cuya potente voz despertará a los muertos, Ruega por nosotros.
Introductor de las almas al cielo, Ruega por nosotros.
Asistente de Cristo en el Gran Día, Ruega por nosotros.
Heraldo de las sentencias eternas, Ruega por nosotros.
Precantor de las alabanzas divinas
, Ruega por nosotros.
El más elevado de los serafines, Ruega por nosotros.
Príncipe de los nueve coros de Ángeles, Ruega por nosotros.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, Perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, Escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, Ten piedad de nosotros.

Ruega por nosotros, gloriosos San Miguel, príncipe de la Iglesia de Jesucristo, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor. Amén.

Oremos. San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla. Sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del Demonio. ¡Reprímale Dios! Pedimos suplicantes. Y tú, príncipe de la milicia celestial, arroja al infierno con el Divino Poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén.

Gracias a Fenrir Wolf.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

LEGIÓN DE SAN MIGUEL

 
La Legión de San Miguel es un grupo de oración de la Iglesia católica, nacido en Noviembre del 2009 de una comunidad de Youtube, concebida como una comunidad de católicos que, a la luz de la situación actual de la Iglesia, reconocen los peligros que a ella amenazan y los daños que pueden causarle sus enemigos, principalmente el demonio. Por ello se deciden a unirse en oración, que es el arma del cristiano, en defensa de la Esposa de Cristo, apelando a su protector por excelencia, San Miguel Arcángel ya la Santísima Madre de Dios.

Éste grupo de católicos deciden ponerse bajo la proteccíón del arcángel San Miguel y  toman su nombre, así mismo se conforman en Legión, como muestra de su fuerza, disciplina y unidad en la lucha espiritual por Cristo y su Esposa. También toman ese nombre en respuesta a la irónica pregunta que hizo Joseph Stalin tras las críticas que Pío XI lanzó al comunismo: ¿Con cuantas divisiones cuenta el Papa? 

Años después un papa polaco provocaba con su apoyo la caída del comunismo en todo el mundo, sustentado por la Santísima Virgen, los ángeles santos y Dios todopoderosos además de por millones de personas que, armados con sus Rosarios, se dedicaron incansablemente a socavar los cimientos de la barbarie con sus plegarias.

La Legión de San Miguel aspira simplemente a tener su parte en esta batalla espiritual. Sus miembros tan sólo se comprometen a realizar las devociones por las intenciones marcadas por la Legión (una siempre fija, la defensa de la Iglesia) mientras siguen viviendo cristianamente sus vidas. Sin reuniones, estandartes, donaciones, presupuestos o grandes concentraciones. Simplemente la fuerza callada de la oración y el saberse unidos por una de las causas más justas que pueden encontrarse.

Cualquier persona, con la única condición de estar bautizada y en comunión con la Iglesia católica, puede pertenecer a la Legión. Monjas de clausura, misioneros, laicos, sacerdotes, solteros, madres, jóvenes, abuelos... Todos pueden comprometerse con la Legión, cuyas puertas siempre están abiertas a cualquiera que deseé entrar o salir a voluntad. Las devociones no obligan en ningún caso bajo pecado, y nadie va a comprobar si se cumplen o no. Se entiende que los miembros de la legíon han sido de alguna forma llamados por San Miguel y por el Espíritu Santo a unirse en la oración, y que lo harán siempre en la medida de sus posibilidades.

Con el fin de facilitar la comunicación entre los miembros de la Legión (Hay ciertas intenciones que cambian cada mes, en ciertos momentos especialmente difíciles para la Iglesia se puede pedir a todo aquel que quiera un esfuerzo extra en alguna práctica) se ha elegido el correo electrónico como la manera más sencilla y eficaz para mantener la comunicación.

Este sistema requiere que para unirse se den ciertos datos que, junto con otros, serán guardados y mantenidos en la más estricta confidencialidad, salvo el correo electrónico y el nombre de pila, que será conocido por los demás miembros de la Legión. Los datos pedidos son los siguientes:

- Nombre: Puesto que formamos una comunidad en cierto modo, es necesario que nos sintamos parte de ella. El dar el nombre es el primer paso para no sentirse un simple número.

- Apellidos: los apellidos se dan simplemente para diferenciar coincidencias en los nombres. Con uno que se de, aunque no sea el verdadero basta. Aunque un cristiano es sincero y no tiene por qué esconder su apellido comprendemos perfectamente que los datos personales han de manejarse con extrema reserva en internet.

- Ciudad e residencia (País): El único objetivo es poder organizarse en caso de que se solicite alguna actividad que requiera presencia física de la persona (oraciones en grupo, veladas...)

- Email de contacto: Un correo al que enviar los distintos mensajes de la legión. En caso de no incluirse se tomará el usado para enviar el mensaje.

Todo aquel que envié la solicitud a la Legión de San Miguel se compromete tan sólo a las tres devociones básicas. Si desea añadir más ha de indicar cuales en el mail, o enviar otro con posterioridad.

Todas las devociones (básicas y extraordinarias) se encuentran detalladas en este blog e indexadas en la parte derecha del mismo. Cualquier duda puede ser consultada en los comentarios de los artículoso en el mail de contacto.

Un saludo en el Corazón de Cristo.

La Verdadera Historia de "El Exorcista"

El reciente caso de una joven exorcizada por Juan Pablo II en el Vaticano ha vuelto a suscitar el interés público por la posesión diabólica. Además, al estreno de la película Poseídos hay que sumar un nuevo montaje del clásico film El Exorcista, basado en un suceso real que vamos a detallarles. La Iglesia, siempre reacia a hablar del diablo, se ve desbordada por los casos de presuntos endemoniados que, en la actualidad, acuden hoy a ella en busca de ayuda. Mientras, sus exorcistas advierten que las prácticas espiritistas, la ouija, los ritos satánicos y los maleficios abren la puerta a este estremecedor fenómeno.

William Peter Blatty, autor de El Exorcista, era un joven estudiante de literatura en la universidad jesuita de Georgetown (Washington DC) cuando, en agosto de 1949, leyó una noticia en el diario The Washington Post: "Un sacerdote libra a un joven de Mount Rainier de las garras del demonio". Veinticinco años después, tras investigar los hechos y cambiar – a petición del padre Bowdern, sacerdote que practicó aquel exorcismo – la identidad del protagonista, por la de una niña, escribió una novela de la que se vendieron trece millones de ejemplares. Dos años más tarde la convirtió en el guión de la mítica película del mismo nombre. Según Blatty, Bowdern, obligado por el juramento de secreto a no hablar del exorcismo, le dijo únicamente: "Puedo asegurar que el caso en que me vi implicado era auténtico".

El arzobispado local ha eludido en diversas ocasiones la entrega de los documentos oficiales respecto a este caso, "por razones serias y validas" según sus propias palabras, pero nunca ha negado su existencia. Hoy, sin embargo, conocemos todos los detalles gracias a Tomas B. Allen quien, cuarenta años después, consiguió que el padre Halloran – uno de los nueve jesuitas que asistieron a Bowdern – le facilitara un diario del exorcismo. Este escrito fue hallado en 1978, durante las obras del hospital de los hermanos de los pobres de Saint Louis, en una de cuyas habitaciones, clausurada hasta esa fecha, se produjo el exorcismo último y definitivo. Se trata de veintiséis páginas mecanografiadas en las que se recogen los testimonios de 48 personas que asistieron a la víctima y contemplaron de cerca su endiablado estado.

El maligno se manifiesta

Todo empezó con el ruido de un suave goteo en casa de los Mannheim – los nombres son falsos –, en Mount Rainier (estado de Washington). Allí vivía Robbie, un chico de 13 años, con su abuela materna, su madre y su padre. El persistente sonido se inició un sábado por la noche. El niño y su abuela se hallaban solos y realizaron una gira por las habitaciones buscando el origen del ruido. Al entrar en el dormitorio de la anciana, vieron que en un cuadro en el que se representaba a Jesús estaba torcido y se movía como si alguien golpeara la pared tras él. El goteo cesó para dar paso al chirrido de unos arañazos tras la pared, "como si una garra rascara la madera". Los arañazos continuaron oyéndose durante once días. Comenzaban hacia las siete de la tarde y paraban a media noche. Curiosamente, se detuvieron el día en que murió Harriet, una tía espiritista de Robbie, que había enseñado al muchacho a manejar el tablero ouija. A partir de aquel momento, Robbie pasaba horas enteras jugando con la ouija, intentando entrar en contacto con su querida tía difunta. Fuera ésta o no la causa de la posesión, el hecho es que los fenómenos paranormales comenzaron a producirse a su alrededor sin interrupción. Al irse a dormir oía pasos junto a su cama y, durante el día, objetos y muebles pesados se deslizaban por el aire o se volcaban solos. Sus parientes podían ver girar vertiginosamente las sillas en que Robbie se sentaba. Él insistía en que no era culpa suya. Pero la fenomenología crecía y llegó a un punto de paroxismo la noche en que, para ahuyentar el miedo del chico, su abuela y su madre se acostaron con él. De pronto el colchón levitó y colcha y sábanas – completamente estiradas – se elevaron ante sus ojos como si algo invisible tirara de las esquinas.

La familia consultó a médicos, psiquiatras y psicólogos, que declararon normal a Robbie. También a médiums que diagnosticaron una crisis de adolescente que pasaría a su tiempo. Pero Robbie ya no podía siquiera ir al colegio: su pupitre daba saltos y golpeaba los de los demás niños. Había comenzado a volverse hosco y reservado. Además, durante las noches tenía pesadillas en las que parecía hablar con alguien. Sus padres se dirigieron a un sacerdote luterano llamado Schulze quien, creyendo estar ante un poltergeist, rezó por el muchacho. Pero, tras pasar una noche con él y ser testigo directo de la aterradora fenomenología que rodeaba a Robbie y, sobre todo, al aparecer el 26 de enero sobre el pecho del niño unos arañazos en forma de letra, "como si alguien los hubiera trazado desde dentro con un cuchillo", Schulze comenzó a pensar que un poder maligno había invadido al muchacho.

Es sabido que la posesión demoníaca se manifiesta, progresivamente, de tres formas: infestación (el demonio actúa sobre la materia circundante y produce fenómenos telequinéticos de toda índole); obsesión (atormenta a la víctima sin hacerla perder el conocimiento pero de modo evidente); y posesión (invade el cuerpo de la persona y lo trata como propiedad suya). Para Schulze, Robbie estaba a punto de pasar a la tercera fase, así que recomendó a la familia consultar a un sacerdote católico: "Ellos entienden de estas cosas". Y es que, mientras las iglesias luteranas no conceden ninguna credibilidad teológica a la existencia del demonio, la católica tiene una larga tradición de exorcismos que se remonta a los realizados por Jesús. Además, desde los comienzos de la Cristiandad, cuentan para practicarlos con un ritual que se formalizó en 1614 bajo el nombre de Rituale Romanum.

Fue así como los Mannheim se pusieron en contacto con el padre Hughes, párroco de la iglesia católica más cercana. Al principio éste se limitó a darles agua bendita y unos cirios consagrados, remedios infalibles contra el demonio. Pero la botella con agua bendita explotó al entrar en el dormitorio de Robbie y las velas, al ser prendidas, lanzaron tales llamas que casi incendiaron la casa. Entonces Hughes decidió visitar al chico. Al parecer, Robbie estaba en la cama, en estado de trance, y le recibió diciéndole en latín: "Oh, sacerdote de Cristo, sabes que soy un demonio. ¿Por qué me molestas?".

Precisamente, según el Rituale Romanum, la capacidad de hablar o entender una lengua extranjera desconocida anteriormente por la persona es una de las características de la posesión, sobre todo si va unida a la exhibición de una fuerza sobrehumana, el conocimiento de hechos ocultos o futuros y una profunda aversión hacia lo sagrado que se manifiesta incluso hacia las medallas, cruces o reliquias ocultas. Así que Hughes – tal y como indica el ritual – solicitó permiso para practicar un exorcismo al arzobispo de Washington, O’Boyle, quien, incomprensiblemente, se lo concedió. Y es que en el Rituale se dice expresamente que "el sacerdote designado para hacer un exorcismo, además de distinguirse por su piedad, prudencia y vida íntegra, debe ser inmune a cualquier ansia de engrandecimiento personal y no confiar en su poder sino en el divino, así como de edad madura y reverenciado no sólo por su cargo sino por sus cualidades morales". Características todas ellas que Hughes, a sus 29 años de edad, no había tenido tiempo de reunir. Tampoco siguió el joven párroco otra instrucción del ritual, a saber: "Recurrir a un estudio profundo del asunto (...) examinando los autores aprobados y los casos producidos". Quizá por todo ello, aunque realizó una confesión general, ofreció misa y oraciones especiales e incluso ayunó, el exorcismo resultó trágico.

A finales de febrero, Robbie fue ingresado en el Georgetown Hospital, dirigido por jesuitas y atendido por monjas que guardaron el más absoluto secreto. Fue atado con correas a una cama y permaneció tumbado con los ojos cerrados, aparentemente tranquilo. Al entrar Hughes en la habitación, tocado con birrete negro, estola púrpura al cuello y con un reluciente aspersor de agua bendita, Robbie "despertó" y con voz perentoria le ordenó quitarse la cruz que llevaba oculta. Asimismo se dice que empezó a proferir juramentos en lengua semítica y aramea y en su pecho comenzaron a aparecer nuevos arañazos.

Hughes se arrodilló junto a la cama con el ritual en las manos, recitó la Letanía de los Santos en latín y luego el Padre Nuestro con el que comienzan las oraciones propias del exorcismo, pero al decir "Mas líbranos del mal", Robbie logró desasir una de sus manos y aflojar una pieza del somier... La monja y el auxiliar presentes oyeron de pronto un alarido de Hughes... Robbie había rajado el brazo izquierdo del sacerdote desde el hombro hasta la muñeca. Alguien dijo que para cerrar la herida fueron necesarios más de 100 puntos. El exorcismo no prosiguió. Hughes sufrió una crisis nerviosa y abandonó Mount Rainier durante un tiempo.

Jesuitas en acción

Las murmuraciones de los vecinos, la desesperación o el hecho de que el cuerpo de Robbie empezara a actuar como un tablero ouija formando palabras con arañazos, fueron el detonante para que sus padres se trasladaran a St. Louis, donde tenían parientes. Allí, la familia pidió consejo al padre J. Bishop, profesor de teología.

Bishop habló con sus superiores y parece que la comunidad jesuita se hizo cargo del asunto. El 9 de marzo, éste visitó por primera vez a los Mannheim. Les interrogó sobre lo sucedido y realizó aspersiones con agua bendita por toda la casa. Especialmente en el dormitorio de Robbie, donde además practicó un exorcismo simple y colocó una reliquia de Santa Margarita sobre la almohada. Todo fue inútil. La reliquia salió disparada y rompió un espejo y el propio Bishop presenció el frenético movimiento de la cama de Robbie y los arañazos que aparecieron en su cuerpo. Al día siguiente habló con el padre William S. Bowdern, jesuita de 52 años, responsable de la iglesia de San Javier y considerado como un hombre santo por quienes le conocían. Por indicación del arzobispo Ritter, habría de ser Bowdern quien llevara a cabo el exorcismo.

El 10 de marzo por la noche, Bishop y Bowdern hablaron con Robbie y rezaron el rosario con él. El niño parecía tranquilo, pero en cuanto le dejaron solo en su habitación volvió a gritar pidiendo ayuda. Poco después mostraba dos arañazos en forma de cruz en sus antebrazos, algo que no dejó de extrañar a los jesuitas que en secreto habían llevado una reliquia del antebrazo de san Javier. Los sacerdotes calmaron a Robbie y le bendijeron. Pero, en cuanto le abandonaron, Robbie sufrió una gran crisis durante la cual una librería de 25 kilos se movió sola colocándose ante la puerta de su dormitorio. Su madre logró introducirse por una rendija en la habitación a tiempo para ver cómo el crucifijo y las reliquias que los sacerdotes le habían puesto se deslizaban solos por su cuerpo hasta quedar a los pies de la cama. Los muebles habían cambiado de sitio por sí mismos, el niño se retorcía de dolor debido a los arañazos y las sacudidas del colchón eran frenéticas.

Tras haber ayunado, celebrado misa y hecho su confesión general, el 16 de marzo por la noche, Bowdern inició el exorcismo que habría de prolongarse en sucesivas sesiones hasta el 18 de abril. Comenzó pidiendo al niño que hiciera un examen de conciencia. Luego fue en busca de toda la familia y de los otros sacerdotes: Bishop, que habría de escribir el diario, y Halloran, de 26 años, cuya fuerza era necesaria para sujetar al poseso. Tras rociar con agua bendita la cama, que no dejaba de moverse, comenzó a leer las letanías del ritual. Cuando dijo: "Yo te ordeno, espíritu impuro, seas quien seas, junto con todos tus asociados que han tomado posesión de este siervo de Dios, que, por los misterios de la Encarnación, Pasión, Resurrección y Ascensión de nuestro Señor me digas mediante alguna señal tu nombre, el día y la hora de tu partida...", ronchones rojos y arañazos cruzaron la garganta, los muslos, el estómago, la espalda y el rostro de Robbie. En su pecho apareció la palabra hell (infierno), y había sangre suficiente para ser secada con un pañuelo. Sobre el escaso vello púbico del niño también se dibujó la letra X y la palabra "go" (ir). Bowdern interpretó que el demonio se iría en diez días a través de la orina o los excrementos. En lo primero se equivocó. En lo segundo no. Pues, en cada sesión de exorcismo, salían de Robbie grandes cantidades de orina maloliente.

A partir de ese día, la lucha contra el mal fue ganando la batalla. Durante otra sesión, al preguntar al demonio su nombre, se dibujó con arañazos sobre el pecho de Robbie la palabra "spite" (rencor). No obstante, durante el día Robbie era un muchacho normal, algo característico de los posesos. Sólo durante los períodos de crisis, que a veces duraban horas y que, salvo en raras ocasiones, se presentaron siempre de noche, parecía ser otra persona. Chillaba, ladraba, reía diabólicamente, insultaba y maldecía al oír las plegarias o el nombre de Jesús. Y, al ir avanzando el exorcismo, comenzó a hablar con una voz profunda, ronca, y a volverse más violento. Gritaba obscenidades a los sacerdotes, les acusaba de terribles actos sexuales y les escupía. Su delgado cuerpo se arqueaba tanto que podía tocarse la cabeza con los dedos de los pies. Cantaba melodías que desconocía. Agitaba los brazos desesperadamente y, en cuanto se veía libre de ataduras, soltaba violentos puñetazos.

La última señal

Robbie era luterano y el padre Bowdern decidió bautizarle para acogerle en el seno de la Iglesia Católica. Además, el bautismo es otra forma de exorcizar. Sin embargo, tras recibir este sacramento, se tornó más agresivo. La voz del demonio salía con más frecuencia durante las crisis, hablaba con más autoridad, y profería más obscenidades. Su rostro adquiría expresiones diabólicas y sus uñas, extraordinariamente largas, arañaban su pecho.

Conforme avanzaba la batalla, a los períodos de crisis se sucedían estados de calma en los que el chico proyectaba un aura siniestra que los exorcistas llaman "el roce de Satanás". En cierta ocasión estuvo cuatro días muy tranquilo, pero era sólo otra treta del maligno que, "a veces, deja al cuerpo libre de molestias para hacer creer que ha sido expulsado", señala el Rituale. 

Finalmente, tras pasar por un verdadero calvario, durante el cual estuvo alojado en la rectoría de la Iglesia de San Javier, Robbie regresó en tren a Maryland y volvió de nuevo a Saint Louis. El niño fue ingresado a principios de abril en el hospital de los hermanos de los pobres.

El día 18 de ese mes, el padre Bowdern, consumido por el prolongado ayuno y la vigilia, se enfrentó a la que sería la última batalla. Robbie había comulgado ese día y los hermanos de los pobres habían puesto en su habitación una estatua del arcángel San Miguel venciendo al dragón. Con el último amén del exorcismo la habitación pareció invadida de una calma absoluta y Robbie habló con una nueva voz, clara, autoritaria, rica y profunda: "Satanás, Satanás, soy San Miguel y te ordeno a ti y a los otros espíritus malignos que abandonéis el cuerpo en nombre de Dominus, inmediatamente, ¡ahora, ahora, ahora!". Entonces, durante 7 u 8 minutos, Robbie se debatió entre violentísimas contorsiones. Luego, dijo con calma: "Se ha ido". Miró a los sacerdotes y aseguró sentirse bien. Todos se felicitaron. Todos menos Bowdern, que ya no se fiaba del maligno y esperaba una señal característica del final exitoso del exorcismo. Robbie contó que había visto en sueños como el arcángel se había encarado con el diablo haciéndole retroceder hacia una cueva cerrada con barrotes en cuya entrada estaba la palabra "spite". Cuando los demonios desaparecieron, notó como si algo tirara de su estómago. Luego se sintió relajado y feliz como no lo había estado desde el 15 de enero. A la mañana siguiente comulgó en la capilla del hospital. Por la tarde durmió una larga siesta. Cuando despertó parecía no recordar nada de su penosa experiencia. "¿Dónde estoy? ¿Qué ha ocurrido?", preguntó. En esos momentos, una explosión resonó en todo el hospital. Era la señal que Bowdern esperaba. Cuando Robbie salió del hospital, su habitación fue clausurada con llave. En el cajón de la mesilla permaneció el diario de Bishop hasta ser hallado en 1978.

Poco después de finalizar el exorcismo, durante una misa celebrada por Bowdern en la iglesia de San Francisco Javier, el ábside se iluminó y ante los asombrados jesuitas allí reunidos brilló por un instante la imagen de san Miguel, con una espada llameante en la mano.

La casa donde se iniciaron los hechos fue quemada durante un ejercicio de bomberos. Hoy tan sólo queda el solar, pero nadie quiere comprarlo.

A pesar de las amenazas de muerte prematura que el demonio hizo a los exorcistas, el padre Bowdern murió en 1983 con 86 años y Bishop en 1978 con 72. En cuanto a Robbie, su vida transcurrió con normalidad. Se casó y tuvo dos hijos.

Aquí os dejo un documental sobre esta historia.

domingo, 6 de junio de 2010

Milagro Increíble: Marine Estadounidense salvado por San Miguel

Esta es la verdadera historia de un marine herido en Corea en 1950. En una carta escrita a su madre le contó el fascinante encuentro que experimentó durante la guerra. El padre Walter Muldy, un capellán militar que habló con el joven marine y su madre, además de con el oficial de la unidad, siempre defendió la veracidad de la historia. Lo oímos de alguien que leyó la carta original y nos contó la historia aqui, con todos sus detalles y en primera persona, para conservar el impacto que debió tener cuando el marine se lo contó a su madre.

Querida mamá,

Te escribo desde la cama del hospital. No te preocupes, mamá, estoy bien. Fui herido, pero el médico dice que estaré en pie en casi nada.

Pero esto no es lo que tengo que contarte, mamá. Algo me ha ocurrido que no me atrevo a contar a nadie más por miedo a que no me crean. Pero tengo que contártelo, eres la única persona en quien confío, aunque quizá hasta tu lo encuentres difícil de creer.

¿Recuerdas la oración de San Miguel que me enseñaste cuando era pequeño? "Miguel, Miguel, de la mañana..."* Antes de irme de casa a Corea me instanste a recordar esa oración antes de cualquier encuentro con el enemigo. Pero en realidad no necesitaba que me la recordases, mamá. Siempre la he rezado, y cuando fui a Corea a veces la digo un par de veces al día, mientras vamos de marcha o descansamos.
En fin, un día nos ordenaron rastrear el frente en busca de comunistas. Era un día muy frío. Mientras caminaba noté a otro compañero que caminaba a mi lado, y le miré para ver quién era.

Era un tío grande, un marine de 1'80 cm y con un cuerpo proporcionado. Era extraño, ya que no le conocía, y pensaba que conocía  a todos en mi unidad. Estaba contento de tener compañía, entonces él rompió el silencio que había entre nosotros.

"Hace fresco hoy, eh?"Yo me reí, porque de repente me pareció absurdo hablar del tiempo cuando avanzábamos para enfrentarnos al enemigo.

Él también rió suavemente.

"Pensé que conocía a todo el mundo en mi unidad", continué, "pero no te he visto nunca".

No”, confirmó, “Me acabo de unir a tu unidad. Me llamo Miguel".

"¿En serio? Yo también".

"Lo sé", respondió el marine, "Miguel, Miguel de la mañana..."

Mamá, estaba muy sorprendido de que supiese de mi oración, pero se la enseñe a muchos de los otros tíos, así que supuse que el recién llegado debió oírsela a alguien más. De hecho me han llegado rumores de que algunos compañeros me estaban llamando "San Miguel".

Entonces, de repente, Miguel dijo, "Va a haber problemas allí enfrente".

Me preguntaba cómo podía saber eso. Estaba jadeando por la marcha que llevábamos, y mi aliento hendía el frío aire como densos jirones de niebla. Miguel parecía estar en plena forma, porque no puede ver ningún rastro visible de su aliento. Justo entonces empezó a nevar densamente, y aumentó tan rápidamente que enseguida no pude ni ver ni oír al resto de mi unidad. Me puse un poco nervioso y le llamé, "¡Miguel!". Cuando lo hice pude sentir su fuerte mano en mi hombro y oír su voz en mi oído "Pronto va a clarear".

Y de repente, clareó. Y entonces, justo enfrente nuestro y a poca distancia, como en muchas pesadillas espantosas, estaban siete comunistas, bastante cómicos con sus extraños sombreros. Pero realmente no tenían nada gracioso en ese momento; sus armas estaban listas y apuntando directamente hacia nosotros.

"¡¡A tierra, Miguel!!" Grité mientras me tiraba en busca de protección. Incluso cuando aun no había caído del todo alcé la vista y vi a Miguel todavía en pie, como si estuviese paralizado de miedo, o eso pensaba en ese momento. Las balas volaban en todas direcciones, y mamá, no había forma de que esos comunistas pudiesen haber errado el tiro a tan corta distancia. Me incorporé de un salto y tiré de él, y entonces me dieron. El dolor era como una llama ardiente en mi pecho, y según caía mi cabeza se desvaneció, recuerdo haber pensado "Debo de estar muriéndome...". Alguien me depositaba en el suelo, fuertes brazos me sujetaban y me dejaban suavemente sobre la nieve. Medio aturdido abrí mis ojos, y me pareció como si el sol me atravesase los ojos con su luz. Miguel todavía permanecía de pie, y su cara brillaba con un terrible resplandor. De repente parecía como si su resplandor creciese, como el sol, incrementándose intensamente alrededor de él, como las alas de un ángel. Justo antes de desvanecerme por completo vi que Miguel sujetaba una espada en sus manos, y destellaba como un millón de rayos.

Más tarde, cuando me desperté, el resto de mis compañeros y el sargento vinieron hacia mi.

"¿Cómo lo hiciste, hijo?", me preguntó.

"¿Dónde está Miguel?" le dije como contestación.

"¿Miguel, quién?". El sargento parecía perplejo.

"Miguel, el marine enorme que iba conmigo, justo hace un momento. Le vi aquí según caía“.

"Hijo", dijo gravemente el sargento, "tú eres el único Miguel en mi unidad. Traje a todos tus compañeros, y sólo hay un Miguel. Tú. E hijo, no estabas caminando con nadie. Te observaba porque te estabas alejando demasiado de nosotros y estaba preocupado".

"Ahora dime, hijo", repitió, "¿Cómo lo has hecho?".

Era la segunda vez que me lo preguntaba, y me empezaba a molestar.

"¿Cómo he hecho qué?".
"¿Cómo has matado a estos siete comunistas de aquí? Tu rifle tiene aún todas las balas".

"¿Qué?"
"Vamos, hijo. Están todos dispersos alrededor tuyo, cada uno con un tajo mortal de espada".

Y este, mamá, es el final de mi historia. Pudo haber sido el dolor, el sol enceguecedor o el penetrante frío. No lo sé, mamá, pero hay una cosa de la que si estoy seguro. Sucedió.

Te quiere, tu hijo

Miguel.

Traducido directamente de aquí.

* La oración, en inglés en el original, es la que sigue: "Michael, Michael, of the morning, / Fresh chord of Heaven adorning, / Keep me safe today / And in time of temptation, / Drive the devil away", (Miguel, Miguel de la mañana, / Frescos coros celestiales adornan, / Mantenme a salvo hoy / Y en la tentación / Aleja al demonio).

sábado, 20 de febrero de 2010

ALMA HERMANADA

Las Almas del Purgatorio son personas que habiendo muerto y siendo merecedoras del cielo aun no están lo suficientemente limpias de pecado como para entrar en él. El Purgatorio es un estado del alma transitorio y de preparación para el cielo, donde las almas purgan sus culpas y pecados mediante el sufrimiento de verse privados de la presencia de Dios.

Estas almas son bienaventuradas (están salvadas y destinadas a la vida eterna) y gozan de la gracia de Dios, pero su estado es de necesidad, y por eso la Iglesia aconseja realizar cualquier tipo de práctica piadosa para liberarlas, sobre todo la Sagrada Misa y la obtención de indulgencias. Las Almas del Purgatorio pueden rezar e interceder por nosotros, pero no por ellas mismas.

Alma hermanada

Cada miembro de la legión estará asociado a un alma del purgatorio elegida por Dios, la cual rezará por el miembro de la legión asignado, al mismo tiempo que este se dedica a realizar méritos para su liberación (al menos las indulgencias asociadas al rezo de la coronilla). En el momento en que el alma hermanada sea liberada será sustituída por otra que realizará la misma función, de manera que siempre habrá un alma asociada a cada miembro.

La legión de San Miguel no sabrá ni qué alma es asociada ni cuando es liberada, confiamos plenamente en el Señor y en San Miguel en que asocien ellos a quien consideren oportuno.

Se recomienda encarecidamente realizar algún sacrificio extra, por pequeño que sea, o ganar una indulgencia más aparte de la de la coronilla para el alma hermanada.

Se trata de una devoción ordinaria de carácter obligatorio para los miembros de la legión, porque consideramos que cada uno de nosotros necesita al menos a un apersona que rece por ella, debido a que nuestra actividad no suele gustarle al Príncipe de este mundo.

Un saludo en Cristo.

viernes, 18 de diciembre de 2009

SANTO ROSARIO SEMANAL


De sobra es conocido la gran cantidad de gracias y favores que otorga el Santo Rosario a aquel que lo rece. En la Legión de San Miguel queremos apoyar el rezo del mismo, pues es, por mediación de Nuestra Señora, el arma definitiva contra Satanás, y el "hermano mayor" de la Coronilla de San Miguel.

Esta devoción extraordinaria, de carácter voluntario, consiste en rezar una vez por semana el Santo Rosario, preferentemente en domingo. En caso de haber faltado una semana a su rezo se puede compensar rezándolo la siguiente.

Ha de rezarse al menos un tercio del Rosario completo, es decir, cinco misterios. Pueden meditarse los misterios que se deseén pero se recomienda los dedicados a cada día de la semana.

No es tampoco necesario rezar con el colgante del rosario, aunque es muy recomendable, espiritual y prácticamente.

El Rosario

A continuación veremos cómo rezar el Rosario, para aquel que no sepa hacerlo (No es necesario rezarlo de esta forma concreta):

Por la señal de la Santa Cruz , de nuestros enemigos , libranos Señor, Dios nuestro . En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo . Amén.

 Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.

Padre Nuestro, tres Ave Marías y Gloria.


I

Anunciar el Primer Misterio*.

 Diez Ave Marías y Gloria.

María, Madre de gracia, Madre de misericordia, defiéndenos de nuestros enemigos y ampáranos ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.


II

Anunciar el Segundo Misterio.

 Diez Ave Marías y Gloria.

María, Madre de gracia, Madre de misericordia, defiéndenos de nuestros enemigos y ampáranos ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.



III

Anunciar el Tercer Misterio.

 Diez Ave Marías y Gloria.

María, Madre de gracia, Madre de misericordia, defiéndenos de nuestros enemigos y ampáranos ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.



IV
Anunciar el Cuarto Misterio.

 Diez Ave Marías y Gloria.

María, Madre de gracia, Madre de misericordia, defiéndenos de nuestros enemigos y ampáranos ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.



V
Anunciar el Quinto Misterio.

 Diez Ave Marías y Gloria.

María, Madre de gracia, Madre de misericordia, defiéndenos de nuestros enemigos y ampáranos ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.


Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te salve. A Ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a Ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce siempre Virgen María!
  Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.

Oremos. Omnipotente y sempiterno Dios, que con la cooperación del Espíritu Santo, preparaste el cuerpo y el alma de la gloriosa Virgen y Madre María para que fuese merecedora de ser digna morada de tu Hijo; concédenos que, pues celebramos con alegría su conmemoración, por su piadosa intercesión seamos liberados de los males presentes y de la muerte eterna. Por el mismo Cristo nuestro Señor. 

Amén.

* Los Misterios se enuncian y se medita sobre ellos hasta la jaculatoria, los misterios correspondientes a cada días son los siguientes:


MISTERIOS GOZOSOS (lunes y sábado)
1. La Encarnación del Hijo de Dios.
2. La Visitación de Nuestra Señora a Santa Isabel.
3. El Nacimiento del Hijo de Dios.
4. La Purificación de la Virgen Santísima.
5. La Pérdida del Niño Jesús y su hallazgo en el templo.


MISTERIOS DOLOROSOS (martes y viernes)
1. La Oración de Nuestro Señor en el Huerto.
2. La Flagelación del Señor.
3. La Coronación de espinas.
4. El Camino del Monte Calvario.
5. La Crucifixión y Muerte de Nuestro Señor.


MISTERIOS GLORIOSOS (miércoles y domingo)
1. La Resurrección del Señor.
2. La Ascensión del Señor.
3. La Venida del Espíritu Santo.
4. La Asunción de Nuestra Señora a los Cielos.
5. La Coronación de la Santísima Virgen.


MISTERIOS LUMINOSOS (jueves)
1. El Bautismo de Jesús en el Jordán.
2. La Autorrevelación de Jesús en las bodas de Caná.
3. El anuncio del Reino de Dios invitando a la conversión.
4. La Transfiguración.
5. La institución de la Eucaristía.
  

PROMESAS DEL SANTO ROSARIO


Promesas

He aquí las quince promesas que dictó Nuestra Señora al beato Alan de la Roche (1428 aprox. - 1475), su impulsor después de que la devoción se olvidase tras la muerte de Santo Domingo:


1.- El que me sirva, rezando diariamente mi Rosario, recibirá cualquier gracia que me pida.

2.- Prometo mi especialísima protección y grandes beneficios a los que devotamente recen mi Rosario.

3.- El Rosario será un fortísimo escudo de defensa contra el infierno, destruirá los vicios, librará de los pecados y exterminará las herejías.

4.- El Rosario hará germinar las virtudes y también hará que sus devotos obtengan la misericordia divina; sustituirá en el corazón de los hombres el amor del mundo al amor por Dios y los elevará a desear las cosas celestiales y eternas. ¡Cuántas almas por este medio se santificarán!.

5.- El alma que se encomiende por el Rosario no perecerá.

6.- El que con devoción rezare mi Rosario, considerando misterios, no se verá oprimido por la desgracia, ni morirá muerte desgraciada; se convertirá, si es pecador; perseverará en la gracias, si es justo, y en todo caso será admitido a la vida eterna.

7.- Los verdaderos devotos de mi Rosario no morirán sin auxilios de la Iglesia.

8.- Quiero que todos los devotos de mi Rosario tenga en vida y en muerte la luz y la plenitud de la gracia, y sean partícipes de los méritos de los bienaventurados.

9.- Libraré pronto del purgatorio a las almas devotas del Rosario.

10.- Los hijos verdaderos de mi Rosario gozarán en el cielo una gloria singular.

11.- Todo lo que se me pidiere por medio del Rosario se alcanzará prontamente.

12.- Socorreré en todas sus necesidades a los que propaguen mi Rosario.

13.- Todos los que recen el Rosario tendrán por hermanos en la vida y en la muerte a los bienaventurados del cielo.

14.- Los que rezan mi Rosario son todos hijos míos muy amados y hermanos de mi Unigénito Jesús.

15.- La devoción al santo Rosario es una señal manifiesta de predestinación a la gloria.

Indulgencias


Los Papas han promulgado el Santo Rosario y han asignado numerosas indulgencias.
"Se confiere una indulgencia plenaria si el rosario se reza en una iglesia o un oratorio público o en familia, en una comunidad religiosa o asociación pía; se otorga una indulgencia parcial en otras circunstancias" (Enchiridion de Indulgencias, p. 67)
Condiciones:
  1. Que se recen las cinco decenas del Rosario sin interrupción.
  2. Las oraciones sean recitadas y los misterios meditados.
  3. Se el Rosario es público, los Misterios deben ser anunciados.
Además debe cumplirse:
  1. Confesión Sacramental.
  2. Comunión Eucarística
  3. Oraciones por las intenciones del Papa.
Si no se cumplen las condiciones, puede aún ganarse indulgencia parcial.
La indulgencia puede ser aplicada a los difuntos. La indulgencia plenaria solo puede ganarse una vez al día (excepto en peligro de muerte). 

Fuente